sábado, 19 de diciembre de 2009

Hermanos







Entre mis “clientes” favoritos, hay un par de hermanos. No se si ellos habrán compartido esa información; pero desde hace como un año tengo sexo con ambos, aunque lamentablemente, no juntos.
A uno lo conocí en una fiesta en la que él trabajaba como mesero; Lo vi y me gustó tanto, que pasé la noche insinuandole cosas. El tipo me tenia a millón; por suerte agarró al vuelo mi descaro y cerca de las seis de la mañana, cuando finalmente terminó sus labores, me despertó de mi ratón para darme una cogida tan buena que, desde entonces, se repite a las horas más raras, cada vez que él quiere.
Hugo, su hermano mayor - otro espécimen de lujo - trabaja en el mismo edificio donde está mi oficina. Tiene 40 años y es la prueba de que la testosterona camina. Después de verlo muchas veces en el ascensor, un día intercambiamos teléfonos a la hora del almuerzo y esa misma noche me llamó para decirme que estaba aburrido y quería hacer “algo diferente”. Lo hicimos, y lo hacemos a cada rato, entre sus juramentos de que yo soy el único hombre con quien ha estado desde hace años.
Aunque se parecen mucho, me resistía a creer que tuvieran un nexo consanguíneo. Pero, un día estaban hablando en la puerta del edificio y lo vi clarísimo, son hermanos; Hugo me lo confirmó, sin malicia alguna, la siguiente vez que lo vi.
Obviamente, el morbo que ambos me producen no ha hecho sino aumentar; alguna vez uno de los dos ha entrado a mi casa cuando el otro sale: yo solo sueño con el día en que podré tenerlos juntos en mi cama; pero me late que tanta modernidad no es posible en este pueblo.

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