martes, 1 de diciembre de 2009

Bésame mucho




¿Se acuerdan del bolero? Ha sonado en todos los países y en todos los idiomas. Es, digamos, una de las canciones emblema de la cultura hispana. Lo han cantado, tocado, perjudicado o ensalzado todos los que alguna vez se han atrevido a acercarse a nosotros. Pues bien, viene como anillo al dedo en esta oportunidad, porque estoy descubriendo que, a pesar de lo mucho que hemos hablado y cantado sobre el encanto de un beso, nuestros hombres cada día están como más reacios a probar lo que esto tiene de sabroso y de útil.
Adoro besar. Me gustan los besos largos, apasionados; los besos que encuentran bocas dispuestas a explorar nuevos y más deleitantes placeres. Los besos que parecen dejarlo a uno sin aire, los besos que cortan la respiración y exigen pausas. Pero, esos parecen estar reservados a encuentros de otro tipo. Hoy día, como en citas de putas, los hombres se niegan o simplemente se abstienen de responder cuando tu boca busca la de ellos. Un amigo me dijo que posiblemente se debía a que un beso significa en cierto modo compromiso, descubrimiento del lado mas íntimo y vulnerable de cada uno y pocos, muy pocos, parecen estar dispuestos a llegar “hasta allí” en estos días de tanta complicación.
Es posible; pero me parece un desperdicio. Si somos tan libres para meternos en la boca cualquier parte del cuerpo de un hombre que es mucho más íntima y privada que su boca. ¿Cómo es que no nos atrevemos a meter en nuestra boca, aquella boca?
Creo que ha llegado la hora de reivindicar el beso. Sin poner, o poniendo, en el medio el corazón…

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