









Una vez me sucedió algo inolvidablemente divertido. Estaba tirando con un ejemplar de esos que no tienen en su cuerpo nada que no sea músculo trabajado. Buenazo y bien dotado, además. En medio de la tirada, el tipo empezó a mirarse casi fijamente en un espejo que tenia al lado de mi cama; no se como se las arreglaba, pero mientras me cogía, flexionaba los músculos y se miraba al espejo; descuidándome completamente. Me cogía mecánicamente, como si estuviera pajeándose. De momento, me preguntó si a mi me gustaba su cuerpo. Le dije que sí, claro. Entonces me empezó a gritar que le dijera lo bueno que estaba, Dime que estoy bueno, dime que te gusta mi cuerpo, anda, dímelo…
Y entonces, dejó de cogerme, se paró frente al espejo y se masturbó mientras me pedía una y otra vez que le dijera lo buenísimo que él estaba. Menos mal que acabó rápido. Nunca más lo quise ver.
No todos son así; pero el que tiene ese cuerpo, lo tiene para sentir que lo alaban, tal vez excesivamente. No tiene nada de malo, repito; pero prefiero hombres más normalitos. A lo mejor tu no.
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