miércoles, 2 de diciembre de 2009

Esos musculos







Han existido siempre, pero es imposible negar que sea toda una moda. Pasarse horas y horas en cualquier gimnasio (bueno…mientras más sofisticado, mejor) y largar el resto desarrollando un cuerpo que para muchos, es el colmo de la felicidad. No para mí. El exceso de músculos, la hipertrofia de los bíceps, los pectorales, los glúteos, los estos y los aquellos, no me enloquecen en absoluto. Pero entiendo perfectamente que a otros hombres los chiflen, y me parece chévere. Si algo no se puede negar es que el precio de tanto sudor es ciertamente un cuerpazo indudablemente atractivo. Pero, ¿y lo demás?
Una vez me sucedió algo inolvidablemente divertido. Estaba tirando con un ejemplar de esos que no tienen en su cuerpo nada que no sea músculo trabajado. Buenazo y bien dotado, además. En medio de la tirada, el tipo empezó a mirarse casi fijamente en un espejo que tenia al lado de mi cama; no se como se las arreglaba, pero mientras me cogía, flexionaba los músculos y se miraba al espejo; descuidándome completamente. Me cogía mecánicamente, como si estuviera pajeándose. De momento, me preguntó si a mi me gustaba su cuerpo. Le dije que sí, claro. Entonces me empezó a gritar que le dijera lo bueno que estaba, Dime que estoy bueno, dime que te gusta mi cuerpo, anda, dímelo…
Y entonces, dejó de cogerme, se paró frente al espejo y se masturbó mientras me pedía una y otra vez que le dijera lo buenísimo que él estaba. Menos mal que acabó rápido. Nunca más lo quise ver.
No todos son así; pero el que tiene ese cuerpo, lo tiene para sentir que lo alaban, tal vez excesivamente. No tiene nada de malo, repito; pero prefiero hombres más normalitos. A lo mejor tu no.

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