viernes, 20 de noviembre de 2009

Catires





Para empezar desde el principio: No son mis favoritos; sería demasiado incoherente de mi parte ponerme ahora a decir que los rubios me matan de pasión, después de haber hecho todo tipo de apologías sobre el contingente afro americano que nos rodea. Pero hay ejemplares de ejemplares: algunos muchachos de piel rosada, cabello amarillo y ese tono dorado que otorga el sol, aunque sean demasiado convencionales en su belleza, muchas veces me hacen la boca agua y alborotan mis deseos, mis hormonas y mis principios.
Es un desliz de mi tendencia a sentir que, en definitiva, cualquier hombre medianamente guapo me enciende y el color de la piel no tiene mucho que ver con eso. Me bastan cuerpos bien formados y por supuesto armamentos que merezcan algo más que un saludo firme. Además, necesitan mucho esfuerzo y trabajo para hacerse de esos cuerpos magníficos y eso debería despertar, al menos, nuestra gratitud.
Rubios, gueros, bolillos, catires, monos…Hay para todos, y lo que menos importa es el nombre que le demos a esos hombres de piel blanca y cabellos dorados; igual son una ricura que no se puede dejar pasar, sobre todo cuando el pubis es lo que confirma la verdad de su color.

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