domingo, 17 de enero de 2010

Honroso segundo lugar: Militares

Se llevaron el segundo lugar. Honrosa y sorprendentemente debo decir, pues estuvieron a un punto de los ganadores. Son, para el mundo gay, el equivalente a la fantasía del hombre heterosexual de compartir la cama con dos mujeres: todos la tenemos. Y lo mejor es que yo creo que TODOS nosotros alguna vez; por lo menos una vez, hemos tenido un fogoso encuentro sexual con un militar de uniforme, de cualquier rango. Recuerdo a un amigo que se alistó en el ejercito (en tiempos de paz, por supuesto) con la clarísima intención de tener tantos militares como pudiera, y al cabo de un año, según contaba, había llevado más guevo que sartén de vaquero.
De nuevo, en esta preferencia es el cerebro el que decide. Pensamos en los militares como el macho verdadero, el hombre rudo que - entre otras cosas - está dispuesto a matar si hiciera falta y no se anda con contemplaciones; en la mente de muchos de nosotros, la imagen del varón está asociada a la rudeza y de muchas maneras deseamos, en el fondo de nuestros deseos mas íntimos, que alguna vez nos traten con la dosis justa de “machura”; por alguna extraña razón, esa dosis parecen tenerla, sin discusión, nuestros hombres de uniforme. Me gusta este resultado, porque lo comparto y, si me he permitido analizarlo, es sólo porque en muchas cosas, admito que esa es la manera como yo pienso. Sólo lamento que mis amados taxistas (mi debilidad mayor, mi fantasía obsesiva y mi fuente inagotable de buen sexo) no hayan obtenido ni un solo voto de caridad. El mío no cuenta.
Aquí están, mi homenaje para quienes defienden la patria y alborotan nuestras libidos: Segundo honroso lugar: Militares del mundo.








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