miércoles, 16 de marzo de 2011

Para pajearme mejor

Soy un hombre que disfruta mucho sus pajazos. Me gusta y tengo muchos años haciéndolo desde que descubrí esa forma de darme placer a la edad de 11 años en la ducha. Mucho tiempo ha transcurrido y creo que en ese tiempo, las técnicas, posturas y estímulos asociados al acto simple de masturbarme en solitario, han mejorado al punto de convertir cada pajazo en una experiencia única, que mantiene sin embargo ciertas rutinas. He hecho una pequeña encuesta entre mis amigos y todos coinciden en que al menos una cosa, cualquiera, está asociada a la autosatisfacción. Es decir, todos tenemos "una forma" de hacerlo y, en la medida de lo posible, nos mantenemos apegados a ella. Tal vez porque hemos descubierto que de esa forma es como mejor lo gozamos y porque, afortunadamente, cuando lo hacemos estamos sólos y no necesitamos complacer a nadie más, sino darnos todo el placer a nosotros mismos.




Esa buena soledad del encuentro con uno mismo, que es muy ventajosa; es lo que define la calidad y frecuencia de los pajazos. A esta edad, por ejemplo, me niego a pajitas apuradas en el baño y sólo las practico cuando la urgencia es muy grande, casi siempre porque ha habido un encuentro de esos rápidos en algún sitio, donde el que no pudo acabar, por alguna razón, he sido yo. En general, me masturbo antes de dormir, estimulándome por alguna cosa caliente que encuentro en mi computadora (me encanta CAM4, para esos menesteres) o simplemente porque me imagino situaciones que, además de ser fantasías recurrentes, son cosas que deseo sucedan pronto y me calientan mucho.
Logro erecciones muy potentes con eso y entonces me dedico a jugar. Tengo la inmensa suerte de ser un hombre que bota litros de lubricante (baba, como lo llaman aquí) apenas empiezo a sentir que se me para, me humedezco inmensamente y a los pocos segundos estoy literalmente bañado en liquido preseminal, que tiene una consistencia buenisima para contribuir con el momento. Deslizo mis manos a lo largo de mi guevo, y lo lleno de ese lubricante para intensificar el gusto. Muchas veces, además, esos mismos dedos mojados por mi propio liquido, se deslizan suavemente entre mis nalgas que se abren cómodamente para recibirlos y entonces, mientras con una mano bombeo mi machete, con la otra me voy cogiendo lentamente gracias al auxilio de mis dedos.


Ese es el truco que me gusta más, cuando me meto los dedos en mi culito, casi siempre ansioso por recibir cosas mejores y mayores, pero que se calma con esa caricia excitante de dedos humedecidos en mis líquidos, buscando darle un rato de diversión a lo que yo considero mi otro gran órgano sexual. Mientras tanto, en mi mente se dibujan escenas que bien pueden haber sucedido o simplemente, estoy soñando con el día que pasarán. Normalmente esas escenas me calientan hasta el máximo, y poco a poco mi leche caliente busca salir a borbotones. Nunca la impulso imprimiendo velocidad a mis movimientos. Al contrario, trato de demorar lo más que pueda el momento del lechazo; de eso modo, cuando llega, siento un verdadero orgasmo lleno de gusto y cosas positivas. Además, siento que he masturbado por igual mi guevo, mi culo y mis deseos. Es muy difícil querer más para un pajazo. Sólo se supera con la presencia de un macho que sustituya mis dedos y me colme de satisfacción.

1 comentario:

  1. Hola Fede! Somos como un blog de servicio público ayudar a los propietarios de blogs cerrados por los proveedores de su servicio, y comunicar el estado de su blog.

    Kink Page y otros blogs en su lista de blogs nos han lista. ¿Teconsiderar la inclusión de nuestro blog?

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