Soy bastante democrático en mis gustos; igual disfruto de los jóvenes juegos de un muchacho de veinte y pico, como de un blanco o un negro (aunque todos saben que esos me fascinan). Pero, aun a mi edad, me muero por un hombre mayor. Me fascina su perfecto entrenamiento, su manera de saber lo que quiere y las ganas con que emprende una tarea que tiene mucho tiempo practicando: recibir y dar todo el placer de este mundo...

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