domingo, 2 de octubre de 2011

Cosas de hombres

Él entró en aquella Feria de la Cerveza que, por casualidad, había yo encontrado en Berlín y me hizo voltear varias veces a verlo de cerca. Lo encontré tan guapo, tan simpático y tan dispuesto a divertirse, que de inmediato me propuse saber quien era. A su paso, las personas se acercaban a saludarlo y los hombres le gastaban bromas. Casi enseguida supe que se trataba de una especie de celebridad local. A pesar de su apariencia tranquila y su buena pinta, este tipo (Roy, se llama) se dedica a competir en las ferias locales, en batallas de pulso; una cosa totalmente masculina que yo no veía desde mis días de infancia y que en Alemania son de lo más populares.

Se quedó por allí, como esperando su turno y sin saberlo posó para mi cámara indiscreta mientras llegaba su turno en la competencia. Llegado el momento, enfrentó sin dificultad a unos seis rivales, hasta que después de un cierto jueguito de manos, con otro fornido competidor, que me pareció de un erotismo sublime, se jugó la "pelea"principal y venció sin mucha dificultad. Los aplausos y las aclamaciones no se hicieron esperar. Yo, me quede con la fantasía de ser vencido por él, pero en una pelea distinta: la que podríamos tener en alguna cama, en algún rincón escondido de esta ciudad divina. Pero, de eso, él nunca se enteró.

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