lunes, 14 de junio de 2010

Boquitas trabajadoras

Si recibir una mamada es una gran placer, darla es un gusto que no tiene comparación. Esa sensación de plenitud y llenura que nos deja el momento en que nos dedicamos a comernos un guevo, acariciándolo con la lengua, metiéndolo en el calor de nuestra boca, saboreando cada mínimo pedazo de carne...no hay nada igual, de verdad...






No hay comentarios:

Publicar un comentario