Posiblemente no hay nada mejor que un buen mestizo; es decir para mi, eso es una afirmación que no tiene pierde: nada se parece al placer que brinda un macho mestizo, bien dotado y dispuesto a darnos lo que necesitamos de ellos: el calor de su sangre caliente (y algo más, lo que va en el medio de las piernas)
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