Hay días en que pienso en las cosas que nos hacen afortunados: uno de ellos, el placer increíble de tener, por allá atrás, ese magnifico hoyo por el que recibimos todo el placer de este mundo. Si, ya se que pueden decir que no ha sido hecho para eso, precisamente, pero me permito ponerlo en duda. Si eso fuera cierto, a qué vendrían entonces las miles de terminaciones nerviosas y esa contextura interna tan esponjosa y flexible que nos permite tanto y tanto gusto a la hora de recibir los diferentes tamaños de arma que nos visitan a lo largo del ejercicio de goce que llamamos vida. Reflexiones y seriedad aparte, un culo, con buen par de nalguitas bien puestas listo para que le den lo suyo...no tiene igual, aunque sea para exhibición solamente...
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