Nunca he entendido por qué hay algunos hombres que se resisten a besar. Vienen, hacen lo poco o mucho que saben hacer, pero se niegan a disfrutar del mejor momento que tiene un encuentro sexual: largos y sabrosos besos, que son, al menos para mí, el mejor prólogo a cualquier acción. Es una de las tantas manías de algunos hombres que no terminan de aceptarse, supongo. Y es, una verdadera estupidez. Creo que debemos rescatar el beso. Será que hay que dedicarse a robarlos?

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