Mi segunda parada fue en Irlanda, donde hubo pocos pero buenos días de sol, y pude aprovechar para darme una buena vuelta, cámara en mano, persiguiendo a los machitos que me provocaban pensamientos nada santos. Era lo más divertido, verlos y tratar de arrancarles una foto para este blog sin que pudieran darse cuenta. Así que pensando en eso, y para continuar reviviendo ese viaje estupendo, siguen llegando por estas páginas los hombres a quienes convertí en compañeros de un verano realmente bien gozado.








No hay comentarios:
Publicar un comentario