Recibir un buen trozo de carne, es uno de los placeres más grandes; debe ser por eso que hemos inventado tantas y tan sabrosas posiciones para que el momento sea, cada vez, único. Una de las que me gusta más es sentándome sobre el erecto artefacto, permitirle su entrada suavemente, mientras lo guío con mi propia fuerza y voy sintiendo como se abre paso centímetro a centímetro y como comienzo a gozar de sus embestidas gloriosas. Claro que eso da pie a otras tantas formas de hacerlo, de cualquier modo, estamos de acuerdo en que se disfruta y se anhela cada vez más...
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