Siempre me ha parecido muy curioso que los venezolanos, entre las muchísimas formas que tenemos de llamar al pene, hayamos escogido la palabra Guevo, (asi mismo, escrita con G) para nombrarlo. No es que esté dispuesto a entrar en discusiones semánticas ni mucho menos, es sólo un detalle de lo particulares que somos. Supongo que se trata de una desviación, pues en el resto de los países donde se habla nuestro idioma, Guevos (o huevos) son las bolas, expresión que realmente tiene más sentido; aunque para nosotros no, para nosotros un guevo (en singular) es un pene y si por ahí nos vamos, encontraremos cientos de palabras para llamarlo. Tantas como variadas son las formas, longitudes, grosores, texturas, colores y sabores de este exquisito apéndice de la anatomía masculina que, por cierto, en nuestra genética suele tener proporciones muy respetables. Lo digo con conocimiento de causa...
eres genial
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