domingo, 28 de febrero de 2010

Desvestidos del domingo

Tengo una especial fascinación con el momento en que las cosas empiezan a calentarse y la ropa empieza a desaparecer; ese lento strip tease no programado, apurado y con sentencia de paso irremediable hacia el placer, me excita casi tanto como todo lo que sigue. Siempre es algo que me gusta mirar, y lo hago parte del juego calentador. Algunas veces soy yo el que se ocupa de irlos despojando de sus ropas y para eso tengo mis técnicas. Otras, la emoción del momento no da lugar a muchos cuidados y entonces la ropa queda desparramada y hasta alguna pieza no termina de desprenderse del todo. Ummm...desvestir a un hombre, un placer inigualable








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