Somos hechos a tal perfección, que hasta el placer es alimento encantador y como tal lo llamamos, es rico ese lechazo final, no? nos llena, nos encanta, nos estremece; convierte nuestro cuerpo en un manantial del que brota el mayor placer, el que, bien servido, podría dar vida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario