La manera perfecta para aprovechar los encantos de la naturaleza, es claro está, en medio de esa oportunidad única en que, o bien nos desnudamos para conjuntarnos con la naturaleza misma y gozarnos todo lo que hay o aprovechamos para, bajo su cobijo, darnos todo el placer de este mundo, dándonos duro tras un árbol o en las arenas de una playa tan caliente, como solemos andar nosotros...
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