Uno de mis lectores (y lo dejo en secreto, porque sí) me ha pedido que me ponga creativo, pues él está dedicando sus últimas madrugadas a pajearse muy rico cada vez que la dureza de su machete lo despierta. Lo que más me gusta de este lector-pana, es que según siempre me cuenta, lo suyo es un culito para comerselo hasta el cansancio y creo que tiene con que comer y comer duro y sabroso; así que para él, y con las disculpas para otros lectores, va esta variedad de traseros apetecibles y pajeables, aptos para madrugadas en soledad.
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