Incluso yo, que no tengo casi ningún interés en comerlos, disfruto enormemente de un culito bien formado; sobre todo, de esa parte maravillosa de la anatomía masculina en que una nalga se convierte en muslo...wow...cierto que el cuerpo del hombre no tiene desperdicio; pero, ante un culito bien sabroso, nadie puede decir que pasa...nadie que le guste un macho...
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