Una de las cosas que distingue a un buen amante, así sea uno ocasional, es la destreza con que nos prepara para embestirnos sin causarnos mayores problemas. He aprendido que una buena sesión de estimulación previa, pone a cualquier culito en su mejor disposición para recibir lo que tenga que entrar. No se trata sólo de desear ardientemente que nos cojan hasta que gritemos de placer, se trata de poder lograr que sea un momento rico y eso se logra, entre otras cosas, con buenas sesiones de caricias, manejo diestro de la lengua y otras invenciones propias del momento.
Aunque haya veces en que la soledad nos obligue a relajarnos con cierta ayuda, es definitivamente importante que seamos diestros en el difícil arte de complacer un culito...