Debe ser porque son toda una rareza en estos trópicos incandescentes; pero yo siento una atracción especial por un hombre pelirojo. Me atrae mucho su piel rosada y me fascina encontrarme con ese suave pipí rosadito también, rodeado de pelitos de ese extraño color que se asemeja más al dorado que al rojo, aunque lo llamemos así. Para variar, no está nada mal; el problema es que son verdaderamente escasos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario