sábado, 14 de julio de 2012
En cuatro....
No es mi posición favorita, aunque eso no quiere decir que no me guste. Me gusta tanto recibir un buen machete, que no me importa mucho como sucede. Además, para la mayoría de los hombres, "ponerlo a uno en cuatro" es de algún modo, un asunto que les alborota el morbo. Es más, algunas mujeres reconocen que a ellas les toca, de cuando en cuando, asumir esa posición. En realidad, debo decir que es la posición en la que la penetración es más dolorosa, aunque es la que permite mayor disfrute del palo que te estás metiendo. Así que tiene sus ventajas. Lo que si se, es que durante una misma tirada, es normal usar varias posiciones y disfrutarlas todas (eso lo sabemos todos) pero, nada es más excitante que la voz del macho, mientras se calza un condón y se lubrica su duro aparato, cuando se nos acerca por detrás y casi en el oido, nos dice "Anda, ponte en cuatro" mientras empieza a lubricarnos la entradita....no hay nadie que se resista a eso....
Suspendidos...
Realmente, creo que una de las visiones más calenturientas que existen es la de un hombre en suspensorios (o "jocks" como dicen los gringos) Para empezar, casi siempre se trata de machitos que tienen mucho que exhibir y que los usan (como sustitución de prendas igualmente sexys) en el sudor de los vestuarios y en sitios más pecaminosos, donde el olor del macho y el paquetazo sólo invitan a una cosa, con la que nuestras bocas hacen agua...
Machos, para todos
Hombres, machos, animales de esta raza bendita. Peludos, lampiños, dotados, enhiestos. Machos que sólo están ahí para nuestro placer, para el goce interminable de pasar por cada uno y sacar de ellos lo mejor que tienen, lo que nos revienta los sesos, lo que nos encanta...
Machos, esa maravillosa invención...
Amorcito corazón
Aunque a veces nos limitemos a vivir empecinados en la ricura del sexo anónimo y libre, sin ataduras y sin nigún prejucio, algún día llega eso que algunos conocemos como AMOR y entonces lo expresamos, de muchas maneras, pero sobre todo con un beso. Ese gesto inevitable de la cercanía íntima entre dos hombres que saben lo que buscan del otro....
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